julio 30, 2011

Nueva historia... Indómitos!!

Niñas como les prometí. Aca subo una historia nueva... no es fic, es una historia original. Puedo decir que la amo completamente (como Mamá cuervo :P) Les subo el summary y les aviso que aca mudare un par de historias que tenia en tro blog. "leyes de Atracción" y "Stop Crying your Heart Out" Como siempre agradeciéndoles sus visitas, sus comentarios y su apoyo. :D
Son geniales!!! =D
Feliz fin de semana y para las que aun no entran a la escuela disfruten sus vacaciones... (las mías han acabado T_T) jajaja Saludos!
Besos!!
Xau!! :D





Summary: 



Algunas veces las verdades sobrepasan las expectativas y otras veces lo posible…

Sophie creyó que la vida era como la conocía, hasta que su verdadero padre apareció y con ello la verdad de su origen y su destino. Su condición de semidiosa, los secretos y planes que su padre tiene para ella pero por si fuera poco…falta añadir el conflicto en su corazón.

¿Que decidir? El Tártaro, los Elíseos o la tierra….


julio 29, 2011

El placer es mio... - Capitulo 3

¡Viernes!
Lindo y precioso viernes.

Un viernes más, traigo para ustedes mis queridas lectoras y seguidoras, un nuevo capitulo de "El placer es mio..."

Poco a poco la verdad sale a la luz. ¿Todos estaran felices con lo que descubriran? Averiguenlo (:

Enjoy ^^ Espero sus comentarios y pasen un lindo fin de semana.

Por cierto, la historia "Cuando los planetas se alinean" esta un poco retrasada, pero no teman, esta por ponerse mejor (: ♥

Capitulo III

-Así que…
-¿Así que qué? – Adam me miraba con ojos de perrito sin dueño. Se veía tan tierno.
-Nada – bajo la mirada y se puso de cuclillas para acomodar los nuevos brazaletes que había hecho. –Son lindos… - tomo uno con piedrecillas blancas y lo examino entre sus largos dedos.
-¿Quién crees que los hizo?
-No sé, déjame adivinar – se incorporo lentamente. Nos separaba a lo mucho una pulgada de distancia. Mi corazón se acelero.
-No te hagas el gracioso, Adam – advertí.
Él se sonrió encantadoramente y unas pequeñas arrugas se formaron a los lados de su boca. Dios, su boca. Esos delgados labios me volvían loca.
-¿Yo? ¿Hacerme el gracioso? Me ofendes, mujer – sus pulgares acariciaron mis mejillas, ahora coloradas. -¿Te he dicho que ese color te va? Combina perfecto con tus labios… - me beso apenas rozando mis labios, de inmediato cerré los ojos y mi rostro se inclino hacia adelante para seguir sus labios y sus besos adictivos.
-Tranquila, Mar… - susurro.
No abrí los ojos. Sabia de ante mano que él me estaba mirando y en su rostro estaba formada esa sonrisa petulante. Su tono de voz tan seductor lo delataba.
Continúe con los ojos cerrados y di un brinco cuando una de sus manos paro apretando uno de mis glúteos.
-No te asustes, se que te gustara… - Adam era un pervertido, y me encantaba eso de él.
Eso y sus tatuajes.
Otra de sus manos atrapo uno de mis pechos y lo amaso con ternura, mientras que sus labios viajaban descubriendo mi cuello y mis hombros. ¿Cuándo me bajo los tirantes de la blusa?
Bah, que importaba. Se sentía tan bien.
Alguien se aclaro la garganta. Adam no se aparto de mi cuerpo, solo dejo caer las manos a mi cadera y volteo. Hice lo mismo, pero con mis mejillas sonrojadas y sintiendo un dulce calor entre mis muslos.
-Jack… - jadee e intente apartar a Adam de mi cuerpo. Él se negó y me apretó más.
-Mar… ¿Qué hay? – sonrió. Se quito las gafas oscuras y se acerco a las vitrinas que estaban pegadas a la pared de mi local. –Busco algo para… alguien…
-Oh – me aparte finalmente de Adam que gruño por lo bajo y salí del mostrador principal para ayudarlo a buscar. -¿Es una chica, supongo?
-Así es…
-Y… ¿tiene el cabello corto o largo?
-¿Eso que tiene que ver?
-Bueno, si le gustara una gargantilla, unos pendientes, o un collar largo o un brazalete… Eso es importante, Jack… - observe.
-Mmm, no se – rasco su barbilla. –Bueeeeno, es… Ok, es… una chica que me gusta, la conocí en un bar y la invite a cenar, la verdad quiero sorprenderla – confeso sonriendo un poco.
Jack era el primo de Kenzi. Y Adam tenía problemas con él, nunca me quiso decir que tipo de problemas así que yo no me detuve a hurgar en su pasado. Kenzi se ofreció a investigarlo, siendo una buena Phellan no dudaba en que encontraría algo sucio de mi novio. Así que decidí que Adam fuera el que se confesara.
Por su parte Jack tenía un taller automotriz cerca de la última estación del tren subterráneo, de vez en vez, Kenzi le ayudaba. Le encantaba embarrarse de grasa y usar ese overol azul lleno de mugre. Sus cosas…
Le mostré a Jack un par de pendientes de perlas y unos dijes muy bonitos en forma de estrellas.
-Creo que ella es más del estilo de anillos… - comento.
-Muy bien – saque un estuche donde tenía varios modelos de anillos de oro blanco. –Solo que te advierto, regalare un anillo a una chica es…
-Lo sé, algo muy grande… - no dejaba de mirar los anillos. –Pero sé que ella es la indicada.
-Jack – jadee. -¿Lo dices en serio?
-Muy en serio… - confirmo con voz clara. Sin dejar lugar a dudas.
-Si como no… - Adam no había abierto la boca, pero apenas lo hizo, el aire podía ser cortado con navaja suiza.
-Perdón, Adam, pero estoy hablando con Marion, no contigo…
-¡A la mierda! Eres un cretino de mierda… - estallo Adam, lo mire entre confundida y con los ojos muy abiertos al escucharlo. –Por tu culpa perdí el contrato de mi vida…
-Tranquilo. No fue mi culpa… - Jack no alzaba la voz, pero Adam ya estaba con las orejas rojas de furia.
-Si, seguro… fuiste tú y tu estúpido amigo… Alexander…
-Ni Lex ni yo tuvimos que ver con que la disquera decidiera no grabar nuestro demo, venga Adam, de eso ya tiene 5 años, supéralo – esta vez sonó a burla.
-Y una mierda. Fue tu culpa… - lo señalo y salió detrás del mostrador para empujarlo.
Intente detenerlo pero Adam fue más rápido y le propino un puñetazo en el rostro.
-¿Qué sucede contigo, Adam? – grite empujando su hombro. Salvaje.
-Sucede que este idiota arruino mi vida…
-Ya te lo dije, Adam, la disquera contrato con otros tipos, una boy band de mierda… no querían unos cantautores como nosotros – Jack limpio la sangre de sus labios. –Y no me gusta pelear lo sabes…
-Si, porque eres un cobarde de pacotilla. Te escondiste en ese asqueroso taller…
-Cuidado – advirtió Jack. –No me gusta pelear, pero eso no quiere decir que no pueda darte la zurra de tu vida…
-Chicos, chicos… por favor.
Jack me miro.
-Lo siento, vuelvo luego… Gracias – dio media vuelta y salió de la tienda.
-¿Qué es lo que te sucede? – acuse de nuevo.
-Ya te dije que él arruino mi vida… - repitió tensando la mandíbula. Tomo su chaqueta de detrás del mostrador y se fue.

No llame a Adam en toda la tarde. De cualquier forma sus problemas mentales eran sus problemas mentales, sino quería contármelos era cosa de él. No lo obligaría a confesarse. No perdería mi tiempo en rogarle que me contara si él no quería.
Decidí, entonces, dedicarme a acomodar mis nuevos brazaletes y a limpiar las vitrinas.


-Ouh, mis hombros…
Cuando finalmente había terminado con la limpieza de mi tienda me dolía el cuerpo como si miles de caballos me hubieran pasado encima. Solo había una cosa que me sanaría el cuerpo, justo ahora que Adam estaba de niña.
-¿Diga?
-Hola, Noah… - salude al enorme tipo bronceado que intentaba meterle entre ceja y oreja - y entre otras partes más -, a Kenzi.
-Hey, Marion, ¿Cómo has estado? – saludo alegre. Siempre era amable. Y tenía de conocerlo más o menos 3 meses. Cuando tropecé en una coladera abierta, mi pie se lastimo un poco, así como mi tobillo, pero él siendo un buen masajista y quiropráctico experimentado, mi pie había quedado como si nada en un par de sesiones. Había vuelto a su negocio otro par de veces más, cuando necesitaba de un poco de paz física. Y esas manos… ¡No digas! Eran la cosa más deliciosa del mundo. Lo malo, en aquellos tiempos, era que Noah tenía novia, y estaba perdidamente enamorado, o como yo diría, estupidizado por ella. Al final, la perra lo había dejado por otro tipo, que está de más hablar de él, ya que era un papanatas.
-Bien, aunque… justo ahora estoy molida. ¿Podrías hacerme un hueco en tu agenda de hoy?
-Mmm… seguro, te acomodo a las 7 de la noche, ¿está bien para ti?
-Seguro… - suspire. –Dios sabe que necesito relajarme.
-Por el tono de tu voz apuesto a que fue Adam… - comento.
-Exacto. De nuevo tuvo uno de esos ataques donde no me quiere contar nada…
-¿Y de nuevo no quisiste preguntar qué pasaba? – tres meses eran suficientes para conocerme a la perfección.
-Si pregunte, solo que él de nuevo contestó seco. Con su… “Él arruino mi vida” – gruñí imitando el tono de voz de Adam.
Noah soltó una risita encantadora.
-Caray, mujer… Bueno, ven a desahogar tus penas en mi mesa de masajes…
-Si, lo necesito enormemente, Noah. Nos vemos más tarde. Adiós…
-Adiós, Marion, cuídate… - colgamos al mismo tiempo.


Mis tripas rugían de hambre. Esas manzanas picadas no habían despistado a mi barriga hambrienta. Mis amigas no me habían llamado para comer, seguro estaban ocupadas.
Escuche la campanita de la puerta que anunciaba que alguien entraba. Alce la vista.
-Lo siento, está cerrado…
-Marion… - era Adam. Siempre que se avecinaba una disculpa usaba ese tono lastimero.
-Adam… - alce la ceja, y para nada imite su tono de voz, el mío era acido y aburrido.
Dios sabe que si no se hubiera enojado y puesto como niño berrinchudo lo habríamos hecho en el almacén, o mejor aún, hubiéramos subido a mi loft y me lo hubiera comido en la mesa de centro.
-Lo siento…
-Que bueno… - tome mi bolso y las llaves del local. Era hora de cerrar y hora de comer. Por el momento comida solamente. Ya después me aseguraría de comer carne de hombre.
-Marion, por favor, te estoy ofreciendo una disculpa por mi comportamiento infantil de hace rato… - tomo mi muñeca antes de que llegara a la puerta.
-Si, pues no me convences – alce la barbilla. –Tendrás que esforzarte más, niño malcriado.
-Necesito que me eduques… - sugirió.
Dios. Esa mirada. Si, él necesitaba unos azotes.
-Necesitas más que eso, Adam… - me solté de su agarre. Me miro contrariado. Y un segundo después mi mano voló a su entrepierna y la apretó. –Necesitas más que eso para dejar de ser berrinchudo…
Adam jadeo y su rostro se contrajo en una mueca de placer y sorpresa.
-Pégame si es necesario… -dio un paso hacia adelante, dejando que lo acariciara a conciencia, y lo hice.
-Te atare… - prometí.
-Se escucha tan ruin viniendo de ti – sonrió de lado.
-No escucho miedo en tu voz, Adam…
-Es porque no tengo miedo – respondió seguro de si mismo.
Y yo me aseguraría de quitarle todo resto de petulancia a su voz y a su sonrisita.
Le palmee el trasero lo más fuerte que pude. Él jadeo.
-Uh, ¿se supone que tiene que darme miedo?
-No… aun no – apreté sin nada de ternura su entrepierna. Lo vi morder sus labios y tensar la mandíbula. Si eso le dolía lo ocultaba muy bien.
-Me encanta que pierdas la cordura… - comento, una vez que comencé a abrir sus jeans. Dispuesta, esta vez, a comer carne humana.
Como pudimos subimos a mi loft. Vivía sobre mi tienda.


A trompicones lo arroje a la sala mientras cerraba mi puerta. Me volví hacia él. Adam estaba sobre mi sofá de tres plazas rojo.
-Quítate la ropa… ¡ahora! – ordene.
Adam sonrió y se deshizo de su chaqueta y su playera blanca. Iba a abrir su cinturón cuando lo detuve.
-No… quiero hacerlo yo… - me hinque frente a él.
Adam sabía lo que tramaba, acaricio mi cabello y mis mejillas conforme lo despojaba de sus ropas.
Su miembro prácticamente salto a mi boca cuando le arranque el bóxer. ¡Estoy famélica!
-¿Sabes que es lo que pasara, verdad?
-Y quiero que lo hagas lento… - susurro mirando mis ojos.
-¿Lento? ¿Así? – bese la punta de su pene y poco a poco llegue a la base, mis manos mientras tanto, acariciaban con ternura sus testículos.
-Oh si, así… - jadeo.
Tenía hambre, mucha. Además de que quería darle una lección por comportarse como un infante.


Un par de horas más tarde, después de devorarlo, de torturarlo y de atarlo a la cabecera de mi cama, Adam me abrazaba, durmiendo sobre mi pecho. Sus musculosas y ligeramente velludas piernas me hacían cosquillas, era una sensación agradable.
Soltó un suspiro y se acerco a besarme.
-Marion… estas completamente loca…
-Dime algo que no sepa, Adam – mordí su labio inferior.
-¿En serio?
-Si… - asegure.
-Marion… - suspiro. –Quiero hablar de… Jackson.
-¿Qué pasa con él? – Salí de debajo de su cuerpo y envolví mi cuerpo desnudo con la sabana, recargue mi espalda en el almohadón largo contra la cabecera de mi cama.
-Antes… - se sentó contra sus talones, cubriendo su desnudo cuerpo con un extremo de la sábana blanca – éramos amigos.
-Ajá…
-Pero tuvimos problemas – continuo.
-Si, por lo de la disquera, ¿no? – interrumpí.
-Si y no…
-No entiendo…
-Éramos amigos y… si queríamos hacer un disco… Y yo tenía novia – bajo la mirada. Sabía que aquí venia la bomba.
Por favor que no me saliera con que era casado, o que Jack le había bajado a la novia o que tenía hijos o no sé qué más.
-Conocimos entonces, a un tipo… Julien… él… se metió con mi novia…
-¿Por eso odias a Jack? – interrumpí ansiosa.
-No… - frunció el ceño. –Lo odio porque… porque… si no hubiéramos ido a esa estúpida fiesta, no hubiéramos conocido a Julien, y así… Lilian – cerró los puños contra la almohada. –Ella está muerta por su culpa. – exploto finalmente. –Lilian no quería ir, pero… Jack le dijo que sería divertido, pero era una mentira, ambos queríamos que esos tipos de la disquera nos vieran, que supieran que podíamos estar frente a mucha gente, ya que ahí tocaríamos, entonces Julien engatuso a Lily… y… la drogo…. – su rostro reflejaba puro dolor. Acaricie sus manos.
-Tranquilo…
-¿Cómo mierda quieres que esté tranquilo? ¡Todo fue culpa de Jack! ¡Todo! Lilian, no estaría muerta de no ser por él. ¿Entiendes?
-Pero Lilian quiso meterse con el tal Julien – comente.
-¿Acaso no escuchaste que la drogo para encamarse con ella? ¿Eres estúpida?
-No me digas estúpida, cretino – lo empuje. –¡¡Lárgate de mi casa, vete, fuera!!

julio 26, 2011

5 Bodas y Un Funeral... Capitulo 8: De Norte a Sur

Hola... después de muchooo aparezco pero bueno, no diré mis explicaciones pero puedo decir que muchas cosas han estado en mi cabeza y en mi vida. Ahora se que tomo lo bueno y salgo adelante. Acá dejo capi de esta historia... con el tiempo pondré mas acá y actualizare mas seguido. Lo prometo solemnemente. Terminare mis historias y espero que les gusten ;D Sin mas que agradecer sus visitas, su paciencia y su lectura me despido no sin antes agradecer los comentarios. Las quiero y las extrañaba. Después les publico un par de cosas extras acerca de una nueva historia y las actualizaciones que les prometo!!
PD: Pido una ovacion para nuestra escritora Beu!! que ha mantenido el barco a flote con sus historias que dios cada dia me vuelven mas adicta!!! y a mis lectoras que me piden continue!! Gracias niñas!! Las amoo
Buen Miércoles :D
Besos!!
Xau!!! :D







Capitulo 8: De norte a Sur….

-¿Isabella eres tú?- Escuche aquella melodiosa voz. Odie que me llamara por mi nombre completo con aquel tono inocente hasta el punto de asquearme. Quería romper el teléfono en mis manos, pero tendría tan mala suerte que este terminara cortándome con alguna partícula de plástico. Aun así solo pude hacer lo que cualquier persona haría.

-Vanessa que tal- Quise morderme la lengua al pronunciar su nombre. Ella por el contrario recibió mi saludo con entusiasmo. Aquello solo me hacia querer colgar.

Jake me miraba pensativo, yo me deleitaba con aquella expresión en su rostro. La pequeña arruga en su frente resaltaba su concentración. Yo me debatí en acariciarla e intentar suavizarla, quizás besarla y después…

-Solo quería agradecerte que tengas a mi Jacob en tu casa….-Su voz irrumpió mis pensamientos trayéndome a la realidad. ¡Su Jacob! Esa mujer estaba demasiado equivocada, no deje escapar el tono posesivo que había utilizado.

-No es nada, él es mi mejor amigo y además es muy importante y querido para mí…. Así que no hay nada que agradecer- Quería gritarle a aquella mujer que Jake era mío en muchos sentidos, no solo era mi mejor amigo era más y tan pronto como la suerte se pusiera de mi parte el y yo nos arreglaríamos para estar juntos.

-Sí, lo sé- Aquello lo dijo más para sí misma, porque su tono pareció entristecerse. Yo podía casi reír. Bella 1-Señorita Perfección 0 Quise reír por la comparación que había pensado para ella. Jake me devolvió una sonrisa sin saber mi pequeño chiste privado.

-Dile acerca del cambio de planes...-La sonrisa se borro de mi rostro para darle paso a una mueca.

-Por cierto los planes cambiaron…-Empecé

-¿Cómo?..-Pregunto nerviosa.

-El lugar ya no será Claps…. Ahora será Sky…. Es un pequeño bar con música en vivo-Esperaba que ella cancelar todo. O al menos que se retirara de salir. Pero si era así Jake también lo haría y me moría de ganas por verlo bailar. Recordaba que él era muy bueno, de hecho el lo hacía por ambos. No me sentía capacitada para hacerlo ni creo hacerlo bien pero compartir un baile lento con él era toda una experiencia.

-No hay problema los esperamos para irnos juntos…-Dijo con voz tranquila.

-De acuerdo estaremos allá a las 6:40-Calcule el tiempo que nos llevaría llegar al hotel y deducía que tenía que arreglarme rápido para estar a tiempo.

-Ok…Podrías pasarme a Jake-Aquello la sentí como una orden educada, aun así me despedí y le cedí el celular a Jacob. Se marcho mientras me daba una última sonrisa. No quería pensar en los detalles ni en el hecho de cómo le llamaba “amor”.

Me quede un momento sopesando aquella llamada, ahora estudiaba cada tono, cada letra, frase e incluso los silencios entre contestación. Descubrí que ella no sería tan fácil, tenía mucho terreno ganado. Me di un baño aun con aquella idea rondando mi cabeza.

Me enfunde en mi toalla azul dispuesta caminar a mi habitación de regreso. Cuando mire a Jacob frente a mí con los ojos como platos. Después de algunos minutos se coloco las manos en los ojos.

-¡Oh Bella! No fue mi intención…. Yo… oh lo siento…-Se disculpaba torpemente mientras mi cuerpo fue arrastrado por una ola de calor. No vestía más que unos jeans dejando su torso moreno a mi vista. Cada musculo se flexionaba deliciosamente. Tuve que morder mi labio para no abrir la boca ante aquella imagen.

-Jacob… tranquilo no es nada que no hayas visto antes…-Le intente decir en tono de broma. Quise sacar un poco de humor pero el solo pudo mirarme lentamente y con el rostro con aquel tono rojizo.

Me encamine a mi habitación con las piernas temblándome, con el corazón latiéndome aprisa y la boca seca. El se quedo ahí un par de segundos y después entro al baño.

Me vestí con una sonrisa petulante en mi rostro. En aquel vestido turquesa con escote y corte de 7 dedos por encima de la rodilla, me calce unas zapatillas a juego. Agradecería a Mike por el cambio de guardarropa. Me coloque un dije discreto, cepille mi cabello, lo deje suelto, me coloque un poco de gloss y rímel. El espejo me devolvía una imagen esperanzadora, aquella mujer que se veía en el reflejo parecía segura, distinta y decidida.

Tome un pequeño bolso, Salí de mi habitación esperando que Jacob estuviera listo. Y así era. Llevaba un pantalón de mezclilla con una playera blanca. Llevaba sus botas de motorista, siempre tenía aquel look desenfadado y rebelde desde los 16 años. Verlo ahora así me hizo sonreír, al parecer “ella” no lo había cambiado en ese aspecto. Dudaba que lo hubiera soportado de ser todo lo contrario.

-¿Listo Black?- Pregunte reteniendo la respiración un segundo. El me miro de arriba hacia abajo y soltó un silbido. Sin evitarlo me sonroje ante su sutil escrutinio. Cuando el posaba su mirada en mi me sentía desnuda, por muy inocente que esta fuera siempre era el efecto que causaba en mi cuerpo.

-Swan… estas hermosa- Sonrió y retorció un mechón de mi cabello ondulando aun mas-Andando…-Extendió su mano, la tome con el pulso detrás mis oídos, el corazón amenazaba con salirse de mi pecho. Su tacto cálido me estremeció de pura ansia. Mire el contraste de nuestra piel, su mano entornando la mía. Como siempre –“Como debería y debe ser”- completo una voz en mi cabeza.

El trayecto en mi auto fue corto, Jake aun mantenía la costumbre de manejar velozmente, lo hacía bastante bien. Aunque ahora parecía que todo lo hacía con más control. Jacob Black incluso usaba las direccionales eso si era novedad.

-No sabía que ahora fueras mas “educado” vialmente- Pregunte, el me sonrió.

-A Nessie le agrada que tenga conciencia vial…-Soltó neutral lentamente y con un dejo de añoranza. “Touche” pensé. –Aunque… yo tampoco te recordaba con este nuevo estilo...-Miro mis piernas para luego concentrarse en el camino. De nuevo el calor me abraso el cuerpo de punta a punta.

-Las personas cambian…-Lo dije mas para mi, el asintió únicamente. No me habían gustado las palabras, no quería que él me encontrara diferente, quería que el hallara lo que siempre había existido en mi. Algo que le hiciera aferrarse a mí, a nuestro pasado; a nuestra historia.

Después de un silencio entre ambos y únicamente con la radio de fondo, paro una calle antes de la casa o mejor dicho mansión de el hermano que había conocido hacia apenas unas horas, porque al parecer no les permitió estar en un hotel, por lo que pude alcanzar a escuchar cuando Jacob decidió marcar unos minutos antes para avisar que íbamos en camino.

A pesar de todo, de conocer mis desventajas, me sentía feliz de estar a su lado de inhalar su aroma a colonia, sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Era tan masoquista conformarme con aquellos detalles lo sabia pero en este momento los disfrutaba. Ya después sentiría el peso de la tristeza, de la soledad que se apoderaría burlándose de mí, pero sobre todo la realidad, aquella que rompería cada expectativa, cada ilusión y cada promesa hacia mí misma.

-Bella… agradezco todo lo que haces- Irrumpió mis pensamientos cuando hablo, intente también absorber por completo el tono de su voz, porque dentro de unos minutos el ya no estaría a mi lado. Iría corriendo al encuentro de “ella” y yo me quedaría sin nada. No habría gestos ni sonrisas para mí. Una punzada de celos se aferro a mi corazón dispersándose en todo mi pecho. No supe cuando mis manos viajaron a este y se aferraron de forma errática al dije que llevaba. Hasta que Jacob tomo mis manos. Sin duda el no hacia fácil nada.

-No tienes por qué agradecer nada Jake…-Intente no sonar necesitada.

Me miro un rato más, tiempo que me hizo querer saber que veía en mí. Hubiese dado lo que fuera por conocer lo que pensaba, una sonrisa tranquila se posaba en sus labios. Yo únicamente pude morder los míos recordando cuán bien se habían sentido hace unas horas los suyos.

-Bueno…-Suspiro y negó con la cabeza –Andando…- Y ahí fue cuando mi burbuja se estrello en miles de partículas. Pude sentir el golpe de verdad cuando puso en marcha el auto de nuevo.

Podría decir que la reja en la que estábamos era discreta, grandes bardas repletas de enredaderas daban la bienvenida augurando la privacidad, lujo, además de lo costoso de todo aquello. Suspire, acaso estas personas no sabían de la normalidad, de la simplicidad, después de usar el interfon y anunciarnos con una persona de voz grave entramos. Busque nerviosa la mano de Jake, por que temía con lo que podía encontrarme. Al parecer mis hipótesis acerca de la simplicidad estaban en lo correcto, la construcción frente a mi contesto y refuto todo aquello cuando la altura de la casa, bueno estaba en lo cierto, aquello no era una casa era más superficial que la simple y llana palabra. Había 2 pisos repletos de ventanales amplios, un jardín que bien podría equipararse a un campo de futbol en tamaño, el pasto perfectamente corto y verde. Se miraba a simple vista que el paisajista responsable de aquel lugar había cobrado bastante por convertir el espacio en todo un Edén. Al frente de la entrada principal una fuente adornaba y refrescaba. Aparcamos junto a un BMW y una Hummer, a pesar de aquellos autos me sentí mas orgullosa del mío, bien podía competir con cualquiera de ellos.

-¿Lista?- Pregunto Jacob mientras respiraba profundamente, hubiese querido que él se intimidara como yo y decidiera huir conmigo. Yo no opondría resistencia.

-Si…-Estuve tentada a regresar a mi casa, fingir un repentino dolor de cabeza, pero la mirada de Jake me desarmo completamente. El necesitaba apoyo y yo no podía negárselo.

Salimos del auto para encontrarnos con un camino de piedra decorativo. Me tome del brazo de mi amigo para evitar caer cuando escuche la voz cantarina de Alice dándonos la bienvenida.

-Supongo que es cierto lo de tu falta de equilibrio...-Soltó la chica en un muy fallido intento de no reír.

-Todo es verdad menos lo malo que les haya dicho...-Sonreí, no por compromiso sino porque de verdad era imposible no contagiarse de la sonrisa de Alice. Cuando la mire note su vestido color humo, era corto, de tirantes, su cabello iba lacio pero con pequeños vuelcos en las puntas que la hacían parecer una ninfa salvaje.

-No dijo nada malo…-Interrumpió Rosalie, su cabello rubio resaltaba con aquel vestido rojo strapless que vestía. Su silueta se ajustaba de manera exacta a cada una de sus curvas y su sonrisa estaba teñida de un carmesí intenso. La mirada que le tendí pareció llenarle el ego y satisfacer su vanidad. Después sonrió amigablemente y me saludo.

-Bueno… eso está bien- Mire a Jacob para que compartiera una sonrisa conmigo, pero su mirada estaba perdida al frente. No quería voltear ni necesitaba hacerlo para saber a quién miraba. Inmediatamente soltó mi brazo y fue cuando me sentí vacía.

-¿No es hermoso el amor…?-Dijo con un suspiro Alice quien se situó a mi lado. Yo solo atine a darle la mejor sonrisa que podía. Intente prepararme mentalmente para mirar al frente y encontrarme con aquella imagen. Sabía que dolería demasiado. No quería poner un estándar porque nunca lo llenaría.

-Estas hermosa…-Jacob dijo a Vanessa quien se sonrojo al instante y le dio un beso tierno. Se aferro a él en un abrazo. Tenía un vestido violeta, podría jurar que lo había visto en Vogue, aunque quisiera encontrar un error nunca lo iba a conseguir ni usando una lupa lo conseguiría. Todo estaba coordinado, desde su cabello que se encontraba suelto y sedoso entornando su piel cremosa. Mi ego se fue a suelo, me sentía fuera de lugar. Estaba a punto del plan b; Optar por un falso pero muy conveniente dolor de cabeza.

-Hola Isabella…-Edward se acerco destilando encanto. Su cabello revuelto, su mirada fija en mi persona hizo que mi corazón se acelerara. Sus ojos con ese tono esmeralda imponente me desarmaba haciendo que me sintiera indefensa, expuesta. Su boca estaba curvada en una sonrisa segura. Su camisa azul estaba remangada, ahora se podían mirar sus brazos tenuemente dorados. Al estar frente a mí ya no podía saber a ciencia cierta que pasaba con el resto. Aun seguía inmersa en la seguridad de su mirada.

-Hola…- Atine a decir con mucho esfuerzo.

Mi celular comenzó a sonar en mi bolso. Comenzaba a considerarlo mi salvavidas, siempre regresándome al mundo real. Por que ciertamente con los Cullen nunca sabía hasta que punto de la perfección toleraría.

-Nena… aquí estamos y puedo mirar a un caballero a la vista-Mike casi gritaba en el pobre auricular. Comprendí que con “caballero” se refería a Jasper.

-Vamos para allá- Colgué.

-¿Listos?- Pregunto Edward e inmediatamente me ofreció su mano para acompañarme a mi auto. Su tacto era como me imaginaba que era. Sus músculos se tensaban, su aroma era inimaginable, por un momento me sentía en algún comercial de Armani o Chanel.

-Espero no te moleste mi compañía…-Susurro abriendo la puerta en un despliegue de caballerosidad que si bien tenia esperada. No dejo de sorprenderme.

-Claro que no…-Conteste en modo automático, porque su sola presencia no hacía que mi cerebro reaccionaria del todo bien. Empezaba a cuestionarme si eran nervios, educación o me estaba afectando su aura de atracción.

Alice, Rosalie, Jacob y “ella” partieron en la Hummer, no quería pensar en los motivos que orillaban a Edward para obligarse a estar ahora compartiendo el auto conmigo. A pesar de sus educados esfuerzos por dejarle conducir mi auto, fui yo quien de forma aun más educada gane gracias a Rosalie quien apoyo mi convincente dialogo de “¿Dudas de mi capacidad para manejar?”

Lo único que no pude refutar fue su curiosidad por mi gusto musical, examino mi vasta colección en el Ipod. Su sonrisa se extendía mientras encontraba alguna en la que me explicaba que coincidíamos.

-No puedo creer que tengas a Soundgarden...-Me miro divertido y asombrado.

-Es de mis favoritos…-Después Loud Love sonaba en las bocinas impregnando el ambiente entre acordes. Me sorprendió que después del perfil recatado y serio ahora estuviera relajado.

Si las cosas fueran diferentes apuesto que incluso podríamos llegar a ser amigos. Digo diferentes porque si supiera lo que pensaba hacer con el final feliz de su hermana posiblemente ahora tendría su odio prematuro.

Mi sonrisa se esfumo.

-¿Pasa algo?- Pregunto acercándose a mi lentamente, me miro fijo como si quisiera descifrarme como un psicólogo. O al menos así me lo parecía, aunque esos ojos eran amables, profundos y encantadores. ¿Qué diablos pasaba conmigo?

-Ya llegamos…-Desvié mi rostro para señalarle el lugar. A pesar de ser mitad de semana aquello estaba lleno. Mire en la entrada a mis amigos.
Deje el auto en el valet parking, antes de bajar totalmente ahí estaba la mano de Jasper.

-Hola novia…-Sonrió de manera arrebatadora. Si las cosas fueran simples conmigo…

-Hola novio...-Devolví el saludo. Edward me miro de manera precavida.

Jasper no se había dado cuenta de la presencia de Edward hasta que se coloco a mi lado, entonces frunció el ceño.

-¿Y tú eres?-La pregunta iba para el pero me miro a mi. ¿En qué punto estaba obligada a dar explicaciones? Me pregunte internamente sin una respuesta convincente.

-Edward-Jasper… Jasper-Edward- Comencé a presentarlos cuando Mike llego detrás de mí y tapo mis ojos.

-Adivina quién soy…-Forzó su voz.

-Eres… Brad Pitt?- Aventure jugando

-Estas cerca…-Escuche la risa de Eric.

-Eres… Xena la princesa guerrera- Esta vez se rio fuerte y se coloco a mi vista.

-Definitivamente me conoces…-Contesto con el gesto risueño, de su mano tenia a Eric. Detrás de ellos llegaron Angy con un chico que supuse era del que me había contado Mike. Lauren y Jessica también venían ambas ahora de la mano de un par de hombres. ¿En qué momento todos habían agarrado pareja? Creo que me estaba perdiendo de mucho, cosa que me hizo sentir mal, porque al parecer me estaba enfrascando en mi y no veía a los demás.

Edward tomo mi brazo ante la mirada atónita de Jasper. Aquello debió haberme molestado pero no lo hizo, solo deje de lado la consciencia y entre al lugar.

Gracias al eficiente Edward Cullen, ya teníamos lugar en la zona Vip. Nos acomodamos llenando casi por completo la mitad de aquel apartado privado. Después de un par de minutos llegaron los demás.

-¿Bella… bailas?-Susurro Jasper en mi oído mientras comenzaba una pieza lenta.

Vanessa y Jake se perfilaron a la pista y sin pensármelo lo alcance con mi novio postizo de la mano. Sonreí cuando Jacob frunció el ceño cuando abrace a Jasper y sonreí. Era muy bajo lo que hacía, lo sabía de sobra pero estaba decidida a jugarme todo por Jacob Black.

julio 22, 2011

El placer es mio... - Capitulo 2

Hola chicas. Hoy es viernes, ¿cierto? Y bueno, no es viernes de Maldita delicia, por el momento. Pero aquí tienen el segundo capitulo de El placer es mio... Espero que les guste y comenten. Pero han de saber que la cosa se pondrá color de hormiga :D Y me emociono mucho jejeje.
Enjoy ^^ ♥


Capitulo II

-Soy Chuck… ¿estás libre hoy?
Jadee.
-Seguro, estoy en mi departamento… - respondí a esa voz profunda y sensual.
-Bien… estoy contigo en unos minutos – colgó.Corrí a mi habitación, me puse unos jeans ajustados y unas Stilletos. Crecí 8 centímetros con ellos. Los adoraba. Eran los únicos que tenia, bueno salvo unos de animal print. Que estaban fabulosos. Pinte mis labios color carmín. Estuve lista en 5 minutos. Suspire.
Chuck…
Ese chico era genial. Estupendo. Solo… si, era el mejor amigo de mi prima. Y él moría por ella. Yo, digamos que era su hombro en el cual llorar, la persona con la que podía liberarse. Odiaba eso, pero él solo podía ofrecerme su amistad. Lo había dejado claro cuando una de tantas noches se había embriagado en mi casa y me había confesado estar enamorado de mi prima. Luna, era una perra con suerte. Y la muy ciega no se daba cuenta que tenia a Chuck babeando por ella. O quizá estaba tan embobada por el hijo de su jefa –eso lo sabía por mi fuente, Lizzy- que no se daba cuenta de nada que no fuera el tipo alto de cabello largo y ojos pardos.
No podía culparla, con un Dios así, ¿Quién miraría otra cosa?Claro que Chuck tenía lo suyo. Ojos celestes de infarto. Una sonrisa picarona y ese cabello despeinado, que le daba un aire despreocupado tan seductor que me mojaba de solo imaginarlo tendido en mi cama, pasando mis dedos curiosos por los mechones de su oscuro cabello, y mejor aun, mis manos por cada pulgada de ese glorioso cuerpo.
Maldita la hora en que decidí brindarle mi apoyo incondicional y no mi cama para cuando tuviera frio en sus noches de soledad. ¡Maldito mi lado solidario!


Tocaron la puerta. Tome aire una vez más y camine nerviosa. Si, Chuck me ponía nerviosa.
-Hola…
-Hey… ¿Puedo…?
-Claro… pasa – entro y cerré mi puerta. Camino hasta la salita y se tumbo en uno de mis sofás. No dejo de sonreír, lo que indicaba algo bueno. O eso esperaba.
-Traje una botella de vino. Dulce como te gusta… - sonrió.
-Gracias… traeré unas copas… - fui a mi cocina.
Con mis stilletos alcanzaba la alacena donde guardaba mis copas.
-¿Te ayudo? – lo sentí detrás de mí.
-¡Dios…! - tire una copa al piso. –Que tonta… - y todo por tu culpa, pensé.
Se inclino a recoger los pedazos de vidrio. Dios, que vista de la curva de su trasero.
Venga, Kenzi, relájate. Relájate. Tome aire profundamente.
-¿Dónde está tu basura?
-¿Cómo?
Sonrió de lado. No hagas eso, no….
-Tu basura, Kenz, ¿dónde está?
-Ah… - regrese a tierra. –En esa puerta… - señale debajo del fregadero.
Vertió los pedazos en la bolsa y se volvió a mí.
-Necesitaremos otra copa. ¿O quieres compartir?
Era mi cabeza, ¿o él se estaba insinuando? Nah, seguro era mi mente cochambrosa. Sí, eso.
-Buscare otra copa – esta vez me asegure de tomarla con fuerza. No tanto para romperla, pero si lo suficiente para que no se cayera al piso. –Listo. Hasta la raya morada…
-Luna dice lo mismo… - comento. Y me hirvió la sangre. ¿Por qué tenía que recordármela? No podía verla como una rival, porque… porque es mi familia. La quería como a una hermana. Pero… ¡Agh! Odiaba que Chuck la mencionara. Que dijera su nombre cuando yo fantaseaba con él.
-Si… seguro que si… - con mi copa llena salí de la cocina y me quite los stilletos dando patadas largas. Mi calzado salió volando y tiro un florero de plástico que no tenía más que una rosa de plástico con un globo que me había regalado Marion un día de San Valentín.
Chuck se unió a mí, que ya estaba enfurruñada en mi sofá de una plaza con los pies desnudos cruzados como indio bajo mi cuerpo, el mando a distancia de mi televisor en mi mano derecha, y buscando con furia algo de acción, matanza y sangre que aliviara el libido y la furia dentro de mi cuerpo.
-¿Pasa algo?
-Nah – conteste sin más. –Listo… - algo de matanza. Justo pasaban Fast & Furious por la TV de paga. Bendito el Dios del cable.
-Te veo rara…
-Estoy bien… - no lo mire. Mis miradas me delataban. Bebí de la copa y fantasee con Vin Diesel, ese hombre… -¡Que músculos! ¡Que cuerpo! ¡Tómame, Vin! – jadee en voz alta. Sin poderme contener a dejar el pensamiento solo para mí.
-Luna también ama a ese tipo lleno de bolas… - comento divertido, con un halo de nostalgia al recordar a mi prima.
-No me digas… - voltee los ojos. Un trago más largo de vino cayo por mi garganta. Llene mi copa de nuevo.
Creo que Chuck seguía hablando de lo maravillosa que era Luna. Deje de ponerle atención cuando dijo: “A Luna también le gustan los girasoles”, no, no fue esa… Fue cuando: “Si… Luna pensaba hacerse el tatuaje de las estrellas también…”, si, fue esa.
Cuando vio mi tatuaje de estrellas en mi nuca. Perdí los estribos y bebí directo de la botella. Ahogando mis penas frente a él y sus tiernos comentarios a mí prima favorita. No era sarcasmo, en serio era mi prima favorita.
-…Por eso creo que he perdido definitivamente a Luna…
-¿Eh? – justo ahora estaba tumbada a lo largo de mi sofá de 3 plazas. Sin nada más en la mente que ahogarme definitivamente en esa piscina en forma de riñón que tenía el jardín de niños donde trabajaba. Si, sería una linda pero lenta muerte…
-¿Escuchaste lo que decía? – eso no se escucho nada bien. Detecte algo de molestia en su grave voz.
Alce los hombros.
-Creo que no… ¿Qué decías? – lo mire. Mi mirada apenas enfocaba. Dioses, estaba ebria. ¡Que más da! El vino esta delicioso. Un trago más. -¡Mmm! Esto es ambrosia pura. Ahora se porque Gannicus lo toma todo el tiempo mientras se coje a esas putas.
-¿Cómo dices?, ¿Gannicus…?
-¡No me digas! – me incorpore y sentí el mundo moverse bajo mis pies. Cerré los ojos y lo señale. -¡A que Lunita también lo ama! ¡Jodeme Dios! – me puse de pie. Trastabille un poco. Perdida definitivamente en el adictivo sabor de las uvas fermentadas. Dioses, que delicia.
-¿Qué sucede contigo? – creo que intento atraparte para que no cayera al piso, muy tarde.
Justo ahora besaba mi alfombra de poliéster. ¡Hey! ¿Quién piso lodo y no se quito los zapatos al entrar? Iugh, necesita con urgencia ir a la lavandería.
-Quítate los zapatos – chille mientras intentaba ponerme de pie. Esto estaba difícil. Todo daba vueltas. ¡Uh! Más vino…
-¿Cómo dices?
-Ensuciaras mi alfombra, cretino…
-Oh, ya… - lo vi descalzarse con ayuda de la punta de sus pies detrás de cada talón.
Una vez de pie, empecé con el vomito verbal.
-Y no me digas que Lunita también te hace quitarte los zapatos cuando llegar a su alfombra de lana… no me lo digas. ¡Porque sé que lo hace!
-Diablos, no. No iba a decir nada de eso, ella no me dice que me quite los zapatos.
-Bien – asentí. –Al menos podemos diferenciarnos por ese pequeño detalle. ¡Que bien! – ironice.
-¿Kenzi…?
-No me toques… no me toques…
-Pero, solo déjame ayudarte, te llevare a la cama.
-Dios, como deseo que lo digas en serio – confesé. –Y puedo ir sola. Vete – brame.
-Bien, lo siento…
-Yo más – rugí. El monstruo se había despertado. Odiaba que me compararan. Lo odiaba. –Por cierto, Charles. Los próximos días no estoy para ti, nunca más.
-¿Cómo?
-Estoy harta… adiós – le azote la puerta en la nariz.
-Kenzi, ¡¡Kenz!! ¿Qué demonios sucede contigo? – golpeaba la puerta.
Odioso sonido.
Le di la espalda a la puerta, decidida a tumbarme en mi cama. Pero no llegue y tropecé en el pasillo. El piso dio vueltas una vez más. Y algo tibio salió…
¡Dios!



***

-¿Cómo pudiste dejarla sola en el estado en que estaba? ¿Acaso eres imbécil?
-Yo… no… ¡claro que no! Ella me cerró la puerta en la nariz, ¿Qué querías que hiciera, Luna?
-Obviamente no lo que hiciste…
-¿Podrían callarse? – pedí abriendo un poco los ojos.

Luna estaba a mi lado. A su lado Chuck, después una pelirroja. Y detrás mis amigas que se lanzaron a mi cama después de que abrí los ojos.
-Estoy bien… ¡auh! Mi cabeza… - lleve una de mis manos a mi frente.
-Te caíste y te abriste la cabeza, Kenzi… - mi prima sonreía.
-Si, lo supuse cuando me desmaye y sentí la sangre en mis dedos – ironice.
-¿Lo ves? Es igual a ti – clamo Chuck.
Lo mire. Molesta.
-Si mal no recuerdo, te dije que te fueras.
Si, era una ebria, pero yo si recordaba cada cosa que hacía.
-Yo… lo lamento Kenz…
-Kenzi para ti… - le corregí duramente fulminándolo con la mirada.
-Vete, Chuck – pidió Luna.
Mis amigas aun en silencio miraban alternativamente entre mi prima, Chuck y yo.
La pelirroja le tendió a mi prima un papel, ya que el momento se tenso y el aire del ambiente se espeso un poco. Chuck aun seguía sin saber que hacer. Y yo solo tenía una cosa en mente. Patearle las bolas y mandarlo al infierno.
-Creo que… nosotras nos vamos. Claro, estaremos en tu salita… - Lizzeth me guiño un ojo y salió junto con Marion.
Detrás de ellas salió la pelirroja. Mi prima volvió a mirarme y sonrió. Solo era un año más grande y bueno, creo que me veía como a su hijita. Cosa que detestaba.
-Estoy bien, Lunática. Solo necesito que todos, en serio todos, incluyendo a mis amigas se vayan. Solo eso…
-Pero… - intento regañarme pero la fulmine de nuevo. –Bien, gruñona. Cuídate. Cualquier cosa, llamas a Jack, ¿bien?
-Lo hare… Adiós, y gracias por venir…
-Adiós, Kenz… - se despidió con la mano y tomo a Chuck del codo para que salieran.
-Necesito hablar con ella.
-Chuck, ella no quiere a nadie…
-Me importa una mierda. Hablare con ella. Luna…
-Charles, vete – pedí con voz atronadora.
-No me digas que hacer – reto.
-Si pudiera pararme de esta cama sin que el mundo girara bajo mis pies ya te hubiera dado una patada en las bolas cretino de mierda – escupí furica.
-Mejor me voy – se apresuro a salir Luna.
-¿Y bien? – arquee una ceja y cruce los brazos.
-¿Qué es lo que sucede contigo? Tú no eres así – acuso.
Si bien podía ser muchas cosas, muchas, menos una estúpida. No viviría enamorada de ese cretino que no tenia ojos para nadie salvo para mi prima. Y venga que ya sabía que pensaba Luna de mí aquí, en su territorio. Pero empezaba a encariñarme tanto con la ciudad y con mi trabajo que me sería imposible salir de esta isla para correr a Lawrence, Kansas, mi tierra natal y volver a ser una persona más en ese pueblito donde todos se conocían. Yo quería salir, ser libre. Vivir mi vida.
-Charles… se que estas estúpidamente enamorado de mi prima. Y odio que me compares. Así que mejor… es mejor para mí ya no verte. Mi prima, ella… quizá no deba meterme, ya que son cosas tuyas y de ella, pero… -Chuck me miraba con los ojos entrecerrados. Había dado en el blanco. Pero no me detendría, no ahora. Me había jurado a mi misma siempre decir lo que sentía así me rompieran una vez más el corazón. –Ella solo te ve como un…
-Como un amigo, lo sé – interrumpió terminando con voz ruda mi frase. -¿Crees que no se qué Luna solo tiene ojos para Tristan? ¿Y que por más que ella quiera no puede olvidar a Jensen? ¿Crees acaso que soy estúpido?
Estuve a nada que responder su última pregunta con un “si”, pero mordí mi lengua. Y deje que se desahogara.
-Se que fue… algo maravilloso estar con ella. Y sé también que tú no eres Luna. Y por mucho que se parezcan, cada una tiene lo suyo. Pero…
-Ya… - lo detuve antes de que llegara a la frase más trillada del Universo mismo. –Creo que es bastante miel por hoy – me tumbe de lado en mi cama. Abrace uno de mis cojines en forma de estrella y me obligue a cerrar los ojos a pesar de que las lágrimas me picaban los parpados.
-Bueno… descansa – escuche un par de pasos y luego sentí sus cálidos labios besar una de mis mejillas. Cerré los ojos con más fuerza y una lagrima se escapo de la esquina de mi ojo derecho, la lagrima se perdió entre la funda de la almohada, ocultando la tristeza de la única verdad que ya conocía. Chuck me vería siempre como su amiga, incluso, me atrevería a decir que solo me veía como su hermana, esa que jamás deseo tener.

julio 21, 2011

Cuando los planetas se alinean - Capitulo 2

Hola mis queridas lectoras. No tengo mucho que decir, salvo que les agradesco seguirnos, y bueno, sus comentarios nos alientan a seguir. Si les gusta la historia ya saben que hacer, se los agradecere miles de millones de millones :D
Cuidence mucho y enjoy ^^



Capitulo 2. El Corazón del Mar

Anduve de prisa hasta mi clase de Artes Plásticas. Según tenía entendido la profesora se había mudado a ¿Canadá, Alaska? En realidad no recuerdo a qué lugar, pero era a miles de kilómetros de aquí. Así que hoy llegaría el profesor nuevo.
Llegue al aula con 5 minutos de ventaja para que tocara la campana de inicio. Tome mi lugar al final de la fila cerca de la venta, deje mi mochila en el piso y revise que tan mal estaban mis libros. El tipo ese también los había mojado.
-¡Puagh! – estaban totalmente mojados. Los deje cerca de la ventana, abiertos por la mitad. Esperando que el clima casi invernal los compusiera al menos un poco.
El aula era un tanto pequeña. Era un estudio donde en la parte de en medio estaba una base en forma de cilindro. Esa la utilizaba la profesora anterior para llevar objetos o cualquier cosa que se le ocurriera que pudiéramos pintar, dibujar o garabatear en las hojas de los caballetes. Esta vez estaba sobre el cilindro una tela roja sangre arrugada. Mire extrañada el lugar.
El aula se llenó. Todos esperábamos en silencio. En esta clase si había hombres, al menos un poco más que en la clase de Historia del Arte. Casi podía decir que era como en la clase de la profesora Wildest. Mitad y mitad. Aunque nada digno de ser mencionado. Los tipos guapos de la clase solo estaban aquí, porque las chicas eran un tanto liberales, por no decirles golfas. Así que aprovechaban la inspiración de las chicas y servían de modelos desnudos, en sesiones privadas. O al menos eso era lo que escuchaba en los pasillos, al salir de la clase. Nunca habíamos hecho un dibujo con modelos humanos. Mucho menos con modelos desnudos. Aunque esas chicas ya tenían toda la experiencia con tipos andando con las bolas al aire. Tan solo bastaba verles las caras y los cabellos alborotados al salir de los cuartos de los edificios de residencia de alumnos.
-¡Gin! – mi amigo Seth, saludaba desde la puerta. Él estaba en el área de Ingeniería mecánica de la escuela. No compartíamos clases. Bueno, salvo la de Sexualidad con la profesora Wildest, y eso solo porque Seth la amaba con locura y pasión
Deje mi lugar y camine al pasillo.
-Ya se corrió la voz… - comenzó a decir apenas salí del aula.
-¿Correrse la voz?
-Si, que entro una chica a las duchas de chicos – sonrió.
-Oh… ¿Quién dijo eso?
-Todos los del equipo de Americano, obvio – volteo los ojos. Ah, cierto. Seth era corredor en el equipo.
-¿Y…? – alce una ceja.
-¿Cómo que y…? Gin, ¡Una chica! – casi grito.
-Ya va… Te diré algo… - lo jale cerca de los lockers de metal del pasillo. –Yo fui la que entre a las duchas… No armes jaleo – le previne con la mirada cuando Seth estuvo a punto de chillar por la sorpresa.
-¿Por qué? – susurro.
-Tenia que lavar mi cabello – respondí. De cualquier forma era la verdad.
-Bah, no te creo. Todos dicen que era una chica hermosa… - callo de repente. –Es decir… - rasco su nuca.
-Ya, déjalo Seth. Ambos sabemos que no soy una hermosura.
Y aunque lo sabía. Me dolía reconocerlo. Seth era hombre, y era mi mejor amigo desde que tengo memoria. Podía decirse que éramos como hermanos. Pero, no pude evitar sentir un nudo en la garganta. Si, el llanto se aproximaba.
-Tengo que volver a clase… - mira hacia la puerta, donde varias chicas… Las porristas se congregaban en la puerta con los chicos jugadores de soccer.
-Gin, no quise… - Seth tomo mi brazo.
-Ya… - menee la cabeza restándole importancia. –Nos vemos después. Adiós.
-Seguro… - camino apresurado por el pasillo y doblo una esquina.
Volví a mi lugar, aun con el nudo en mi garganta.
Quizá lucia como una chica más del montón. Una con los ojos marrones como la mayoría, el cabello corto y despeinado. De estatura promedio, o quizá menos. Piel clara. Nada destacable. No había tenido novio. Ni algo que aparentara tener una relación más allá de la amistad. Y no es que necesitara de uno. Aunque a veces necesitaba un apapacho menos fraternal. Mi vida digamos que no era nada digno de mención. Estaba 7 horas en la Universidad y regresaba al edificio donde vivía. Cerca del campus. Tenia entendido que lo compartía con una chica, pero nunca en el año que llevaba en la escuela, la había visto. Ella si que tenía vida social. Yo, llegaba a la habitación, encendía mi ordenador portátil y me perdía a través de la música y mi biblioteca personal. El día siguiente y el que le seguía era lo mismo, una rutina sin fin. De vez en vez visitaba a mis padres en Boston. Nada destacable, ni digno de mención.
En ocasiones me aburría de mi vida. Ok, en muchas ocasiones me aburría de mi vida. Desearía que fuera otra y que cosas fantásticas me pasaran. Bien, tal vez debería dejar de leer libros de magia, brujas, vampiros, cazadores y esas cosas.
-Lamento la tardanza…
Los murmullos cesaron cuando un rubio de cabello largo entro al aula. Por supuesto que a todas se nos cayó la baba. El rubio tenía la mandíbula marcada, cejas más oscuras que su cabello. Labios tentadores. Parecía haber sido esculpido por un artista caliente. Porque el tipo estaba para comérselo. Los jeans se le ajustaban perfectos a ese trasero de muerte. Piernas fuertes y pasos decididos. Botas de motorista. Y para rematar con nuestras escasas neuronas una playera blanca, que nos dejaba ver lo magníficamente trabajado que estaba su pecho. Como sea, el tipo estaba delicioso.
-Hola, chicos. Soy su nuevo profesor de Artes Plásticas – el murmullo regreso. Esta vez eran los pocos tipos de la clase los que hablaban. Las chicas seguíamos sin poder articular palabra.
-Sí, chicos. Soy el profesor de Mecánica Automotriz… Para todas aquellas que no saben de qué demonios hablo, imparto esa clase para los chicos que osan intentar arreglar un auto – explico con una sonrisa bailando en esos labios carnosos.
¡¡Dios!!
-Pero como también me gradué de la Academia de artes de Londres, bueno… les daré este semestre y el que sigue, si nos portamos bien – soltó una carcajada.
Todas suspiramos.
¿Por qué diablos no sabía de la existencia de este espécimen? ¡Demonios!
-Ok, estem… - esta vez una sonrisa malvada se apareció en su rostro. –Tengo entendido que van muy avanzados con eso de los modelos. Pero hasta donde sé, su profesora solo les había traído fruteros y esas porquerías. Chicas, no saben de lo que se pierden hasta no ver un modelo frente a sus ojos y plasmarlo con sus pinceles, carboncillo o lo que se les ocurra. Si, nenas, hablo de Leonardo DiCaprio y su dibujo del Corazón del mar, o como quiera que se llame esa joya.
Los chicos soltaron una carcajada sonora como la de él.
-Pero… - alzo un dedo y todos se quedaron callados. –Como soy un buen tipo, y quiero tener relaciones buenas con mis alumnos… Y un amigo me debe un favor, esta vez no será Rose la que nos acompañe… - se aclaró la garganta. – ¡Hey, Garrett, trae tu culo bronceado aquí! – grito.
Pasaron unos minutos y nadie entraba al aula. Entonces el profesor salió y todas admiramos ese culo enfundado en tela vaquera. ¡Yeah!
-No voy a entrar a ese lugar… ¡Y no me puedes obligar! – rugía una voz masculina afuera.
-Oh, venga. Destruiste mi motocicleta favorita, es lo menos que puedes hacer… - decía el profesor con toda calma.
-Bésame el culo Tyson, no entrare a ese lugar. ¿Te das cuenta que también voy a esta Universidad? – bramaba.
El profesor soltó una carcajada.
-Lo sé, Garrett. ¿Y tú te das cuenta que puedo llamar a tu tía y decirle que te patee el trasero por romper mi motocicleta?
-¡No rompí nada! Solo se resbalo y se le rayo un poco el tanque de gasolina…
-Ajá claro… Anda, ahora entra a ese lugar antes de que decida yo mismo arrancar tu ropa – amenazo.
¿Arrancar su ropa? Oh por todos los cielos. Si iba en serio eso de modelos reales… y desnudos.
-Buen chico, Garry – el profesor le dio un empujón a…
¡El tipo de las regaderas! El mismo que me arrojo el helado en el pasillo. Bueno, prácticamente ya lo había visto desnudo. Al menos por detrás.
Intente ocultarme detrás del tipo sentado frente a mí, que era enorme cabe mencionar.
-Él es mi buen amigo Garrett, que por ser un idiota y romper mi motocicleta favorita, ahora mismo se desnudara para nosotros, y podrán plasmar su singular anatomía en sus hojas… Garrett, haznos el honor…
Miraba por encima del hombro de mi compañero de enfrente. El profesor estaba notoriamente contento. No podía ocultar la sonrisa burlona de su rostro perfecto. Y Garrett estaba rojo de ira. Los puños cerrados y la mandíbula tensa.
-No me voy a quitar la ropa, solo dijiste que me subiría a esa cochinada de pedestal – rugió.
-Yo dije que serias modelo por un día. ¿Y qué hacen los modelos? Se desnudan – contesto su pregunta soltando una risilla. –Así que… ¿Qué esperas? – cruzo los brazos sobre su pecho. Los músculos se acentuaron y creí morir.
-Tyson… - murmuro.
-¡Venga, Garry! El hombre nació desnudo. Es más… - escuche los pasos pesados del profesor. –Tu…
Alce la mirada. Era yo. Trague.
-Ven, ayuda a nuestro modelo… Ponte de pie… ¿Tu nombre?
-Lawrence…
-Dime el nombre de pila, aquí todos seremos amigos… - sonrió encantadoramente.
-Ginebra… - murmure, sentí mis mejillas arder aun más.
-Oh, que original – torció una sonrisa aun más encantadora y estiro la mano para que la tomara. Lo hice sin chistar.
Era callosa, grande, fuerte. ¡Tóqueme profesor de Artes!
-¿Qué demonios haces tú aquí? – chillo Garrett.
-¿Qué te importa qué demonios hace aquí, Garry? Este es un país libre y ella puede tomar las clases que desee, además, si no te dijo que si a la primera es porque eres un polluelo. Nena, deberías tener más altas tus expectativas – me guiño el ojo y continúo: -Así que… Nuestra amiga, Gin – decía sin soltar mi mano. Eso se sentía tan bien -, llevara a nuestro modelo tras bambalinas para desnudarlo, - aclaro su garganta – es decir, para convencerlo de que el desnudo es un arte. No necesariamente… - Se quedo en silencio. Me miro y se inclino. –Solo dile que se desnude y tendrás 10 este parcial. ¿Si?
Lo dijo de una forma tan… Ay no sé, pero haría que el tipo se desnudara. Asentí con las piernas a punto de ceder.
-¡Perfecto! – soltó mi mano y aplaudió. –Ahora… si eres tan amable, Gin… - de nuevo tomo mi mano y me jalo hasta la parte trasera del aula. Donde había un pequeño almacén. –Ahí podrás convencer a Garry de que el arte es desnudarte. Y tu… - su mano libre viajo a mi mejilla izquierda – eres un precioso ángel…
No podía despegar los ojos de su celeste mirada. Eran tan atrayente su mirada. Tan profunda. Tan tierna.
Alguien aclaro su garganta y la mano del profesor cayo a los costados de su cuerpo como plomo. Aclaro su garganta.
-Si… Entonces, Garry. Adelante.
Garrett pasó a nuestro lado y entro en el pequeño almacén. Las ventanas del lugar estaban forradas de papel negro grueso. Nunca había entrado a ese lugar, solo sabía que conservaban las pinturas y cosas que los demás profesores creían inservibles.
-Nos vemos después… En decir. Tienes 10 minutos – sonrió por última vez y soltó mi mano, estirándose al máximo para no soltarme.
¿Era yo o esto estaba muy raro? Yo no quería soltarme de él tampoco.
¡Ginebra, es un profesor! Mi mente tenía razón. Él era un profesor. Pero un profesor estupendamente delicioso.
Parpadee un par de veces hasta que perdí de vista ese culo de ensueño. Suspire y entre al almacén.
Busque a tientas el interruptor de la luz.
Cuando lo encontré, vi a Garrett con los brazos cruzados sobre su pecho y con una mueca desagradable. Estaba recargado al fondo en un mueble viejo.
-Ni creas que voy a desnudarme frente a todas ustedes – gruño.
-Yo no he dicho nada – defendí y me acerque. –Además a mí que me importa si te desnudas o no.
-Como si no hubiera visto la mirada que tenias en las duchas hace unas horas – acuso mordaz.
-¿Mirada? ¿Qué mirada? – pregunte ansiosa.
-Esta mirada – dio un paso hacia mí y en un minuto ya se había sacado la playera negra.
Mi pulso se agito. Mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, y obligue a mi boca a permanecer cerrada. Lo que mis ojos vieron en las duchas no era nada comparado con tenerlo de cerca. Cada musculo estaba bien definido, y pedía a gritos ser recorrido por manos femeninas. Y como no había nadie más cerca. Era mi deber como mujer darle gusto a los gritos de este maravilloso ser.
-¿Lo ves? No puedes ni mirarme a los ojos – tomo mi barbilla, obligándome a mirarlo.
Era verdad, no había despegado los ojos de su torso desnudo. ¡Mierda! Había sido descubierta.
-Soy irresistible, lo sé – sonrió de lado. No lo había notado, ya que no lo había visto sonreír, pero ahora que sonreía se veía muy atractivo. Demasiado para ser verdad.
Sin poder resistirme siquiera, sentí como sus manos se aferraron a mi cadera y me acerco a su duro cuerpo.
-¿Qué es lo que haces?
-Nada… - sonrió sin despegar los labios. –Te propongo algo.
Eso no sonaba nada bien.
-Me desnudare, si tú lo haces…
-¡Ja! – bufe. –Estas loco…
-Tal vez lo este. Pero no te has movido ni un centímetro – observo.
Era cierto. Aun seguía entre la prisión de sus brazos rodeando mi cadera. Trague.
Con las manos sobre su torso desnudo me hice hacia atrás. Él no opuso resistencia. Era como si se esperara esa reacción de mi parte.
-Desnúdate si lo deseas… - le dije cruzando los brazos sobre mi pecho.
-Lo hare – cruzo los brazos sobre su pecho también. –Pero salte… - cabeceo en dirección a la puerta.
¿En serio? ¡¡Dios!! Si se desnudaría. Oh si, este era mi día de suerte.
¿Pero qué demonios estas pensando, Ginebra?
Ok, respira.
Le eche un último vistazo y salí del almacén. El profesor tenía entretenida a toda la clase. De vez en vez se escuchaban carcajadas provenientes de su voz.
-Ya va siendo hora de que Garry salga como Dios lo trajo al mundo…
Lo escuche decir y después lo pasos de sus botas de motorista se acercaban.
-Oh, hola, Gin – se despejo la frente de su cabello largo. – ¿Garry está listo?
-Bueno, me dijo que saliera para que se desnudara.
-¡Bien! Sabía que tú lo convencerías – alboroto mi cabello. –Algo me decía, que solo necesitaba un empujoncito y una mirada severa. Anda, siéntate frente a tu caballete…
Asentí y sonriendo tímidamente camine al caballete que estaba libre, frente a la base cilíndrica con la tela roja.
Era algo muy raro que el profesor me pidiera entrar al almacén con Garrett, digo, el podía amenazarlo un poco más, y finalmente el rubio aceptaría. Eso sí que era de pensarse, ¿por qué el profesor me hizo entrar al almacén con Garrett?
Pero mis dudas fueron disipadas cuando los pasos descalzos de Garrett se fueron aproximando a la base cilíndrica del centro.
Cubría el centro de su cuerpo con ambas manos. Todas, si, todas abrimos la boca. Aunque yo de inmediato la cerré.
Garrett busco mi mirada y una vez que me tope con sus ojos celestes altivos, le sostuve la mirada. Sonrió de lado y alzo una ceja.
-No te sonrojes – artículo sin emitir sonido. Y mi pulso se disparo.
-Venga ya, Garry, muéstranos las joyas de la corona – canturreo el profesor.


Pero entonces, sonó la campana de fin de la clase.
-¡Tu puta madre! – gruño el profesor.
Las chicas no se movieron, por mi parte me puse de pie y comencé a guardar mis cosas. Los chicos murmurando entre ellos salieron del aula despidiéndose del profesor. Finalmente las chicas salieron. Me quede al último, no podía guardar mis cosas con la velocidad de antes. Aun estaba aturdida por el casi desnudo de Garrett.
-Te salvaste de esta Garry – dijo el profesor lanzándole sus calzoncillos.
De reojo mire la piel bronceada y sin marcas de sus nalgas. ¡Dios! Bendito cuerpo.
-¿Aun aquí, Gin? – el profesor se acerco.
-Si, mis libros están sucios – dije sacudiendo los libros para secarlos un poco más.
-Ouh… - frunció los labios. –Ok, cierras la puerta cuando salgas, ¿si linda? – sonrió.
Sentí mi cuerpo sucumbir ante sus encantos. Asentí hipnotizada por su hermoso rostro.
Lo vi desfilar hacia la salida. Y suspire.
-Te recuerdo que es un profesor… - Garrett aun no se había ido.
-Púdrete – gruñí.
-Tienes una boquita ofensiva, linda – se burlo, uso el mismo tono que el profesor. Pero al contrario del efecto encantador del profesor. Su tono me puso tan de malas que choque los dientes.
-Déjame en paz culo bronceado – le dije alzando la ceja y tomando mi mochila sobre mi hombro.
-Amas mi culo y no puedes negarlo – soltó orgulloso.
-Si, seguro – voltee los ojos y camine a la puerta.
-Venga, apuesto a que me imaginas desnudo…
-No, no lo hago – defendí.
Aunque en el fondo era una rotunda mentira. Pero, no necesitaba imaginarlo. Ya lo había visto desnudo.
-Ja, por favor – cerro la puerta. Me siguió por el pasillo. –Eres igual a todas esas chicas calientes de la clase de Historia del arte.
-Si, lo que digas… - apresure mis pasos, odiaba que me siguieran.
-Lawrence – tomo mi muñeca y me hizo detenerme. Me giro y me obligo a mirarlo. –Me has visto desnudo dos veces…
-¿Y…? – alce la ceja.
Soltó una risilla.
-Eres un demonio…
Dejo mi rostro y se alejo. ¿Cómo?
Lo vi caminar con pasos elegantes a la salida. Sin quitarle la mirada del culo lo perdí de vista cuando doblo la esquina.
Si, quizá si era una demonio, pero él era el mismo Infierno.

julio 15, 2011

El placer es mio... -¡GRAN ESTRENO!-

¡Lectoras mías! :3 ¿Que tal como andan? ¿No se han dado una vuelta por este su blog? Mmm, ustedes muy mal! XD
En fin...

Por fin ha llegado la hora-ma'cabrona, si. ¡El estreno de "El placer es mio..." llego! :D
Harto feliz que estoy, si que si. ¿Que por qué? Bueeeeno, ¡porque les revelare sucios secretos y habra mucho lemmon! :3 ¡Ufff! Ya quiero que empiece lo bueno :D
¡Cuidence mucho y comentenle! Enjoy ^^

Capitulo I

-Me urge cojer, ¡¡¡me urge!!!
Abrí grandes los ojos. Lizzeth gemía a viva voz en el restaurant de comida china en el que solíamos cenar cada viernes.
-Shh…
Marion solo se carcajeaba de risa. Muy bien, éramos mujeres liberales, pero no para gritar a todo pulmón que necesitábamos un polvo. Al menos eso hacia Lizzy. Su cabellera dorada se ondeaba bajo sus hombros adornando su dulce rostro de ángel.
-No me calles, Kenz… Es la pura verdad. ¡Quiero cojer! – repitió.
Un par de hombres de las mesas de al lado la miraron con curiosidad. Ella, los miro. Alzo la ceja y volvió los ojos a su plato rebosante de comida. Lizzy, así como Marion era fanática de la comida china. Yo apenas llevaba dos días de haber probado la comida china y ya comenzaba a adorarla. Si, esta cosa era adictiva.
-Estas loca, Lizzy – comento Marion una vez que recobro la cordura y comió de nuevo.
-¡Uf! Si… Mi último fue… - lo medito un minuto. -¿Recuerdan a ese entrenador de Americano que da clases en una Universidad de Nueva York?
-Mmm, nop – negué con la cabeza.
-Bueno, con él. ¡Oh Dorian! – gimió.
-¿Así que Dorian, ah? – observo Marion levantando una ceja. –Por fin tiene nombre el tipo que te hace suspirar.
-Si, bueno, él es bueno en la cama, y en la alfombra, y en el sofá, y en la mesada de la cocina, y en la tina de mi baño…
-Carajo – gruñí. –Quiero uno así… Aguantador. Digo, que al menos se le pare y no me diga: Por favor, chúpamela.
Mis amigas estallaron en risas.
-¿Qué? Es la verdad. Además lo tenía feo, que digo feo, HORRIBLE. Era el pene más feo que haya visto en mi vida.
-Venga, Kenzi, solo has visto ese… - se burlo Marion.
La perfore con la mirada.
-Ok, si, pero créanme, después de ver “eso” no les quedan ganas de ver otros. Dioses… - bufe. - ¿Jebus tiene algo en mi contra?
-Yo creo que el problema era él… No hay duda. Vamos que tú eres muy linda… Y tienes todo en su lugar, Kenz, ese tipo era impotente – sentencio Lizzy.
-Opino lo mismo – acordó Marion.
Bueno, al menos estaban de mi lado, y no de ese cretino de mierda.
-Si, ahora que descargue mis traumas, necesito a un hombre de verdad…
-Si, sin duda. Pero no te preocupes, Kenz, te encontraremos a uno que se le pare y lo tenga lindo – prometió Marion.
Si, así eran ellas. Mis mejores amigas desde la preparatoria.

Lizzy era una soñadora. Decía que en su mundo Marion ni yo, estábamos en “nuestros días”, que jamás podíamos estarlo, porque nunca teníamos cambios de ánimo absurdos de contentos a tristes. Lo cual era cierto. Marion siempre estaba con una sonrisilla en su rostro. Contaba chistes o anécdotas divertidas. Nunca paraba de reír a su lado.
Lizzy era rubia, cabellos ondulados dorados que bajaban por sus hombros. Ojos verdes vivarachos y cordiales. Estaba por completo deschavetada. Tenía un tic nervioso que le provocaba morderse las uñas, y como no, si su trabajo que empezó de medio tiempo como asistente de la dueña de una editorial, termino por convertirse en su vida entera. La pobre apenas tenía un respiro para si misma.
Por otro lado, Marion era la dueña de su propia tienda de bisutería. Ella misma hacia los pendientes, los brazaletes y gargantillas de su tienda. Era muy buena para los negocios y tenía buenas ganancias.
Yo era maestra en un jardín de niños. Siempre me parecieron lindos y así podía enseñarles cosas divertidas y creativas a esos niños. Si, lucia como una tipa ruda, pero tenía mi corazoncito. Mis amigas aun decían que solo era maestra de jardín de niños porque me gustaban muy en el fondo los bebés. No, para nada. Aguantaba a esos pequeños demonios 4 horas al día, 20 horas a la semana… Solo porque me gustaba estar mostrándoles lo bueno de la vida a los 4 años. Porque era divertido ver que tan curiosos podían ser. Era extraño describir porque me gustaba ser maestra de jardín de niños. Ganaba bien, aparte de todo.
-¿Qué harás mañana, Kenzi? –Lizzeth me miro de reojo.
Caminábamos por la acera directo a mi auto. ¿Mencione que tenía un hermoso Minicooper clásico color rojo? ¡Uf! Era mi bebé, el niño de mis ojos.
-Nada, quizá lave a mi bebé… - sonreí cuando nos acercamos.
Lizzeth se carcajeo. Marion volteo los ojos.
-Necesitas un hombre con urgencia. Conozco a un tipo…
-¡No! – jadee. –No quiero que me emparejen con algún cretino idiota de mierda. No necesito que me consigan un hombre, puedo sola – las señale.
-Si tú lo dices… - Lizzeth entro a la parte de atrás de mi auto, Marion en el copiloto.
Arranque.

Mientras surcaba las calles nocturnas de Nueva York, nuestra Ciudad, Marion cambiaba la música.
-¿Cómo es que tienes esta canción en tu reproductor de música?
¿Era yo o Marion si estaba asombrada?
-No sé, solo me gusta…
-¿Bésame de Camila? – se inclino al frente, Lizzy.
-¿Qué tiene? Es como no se… perversa.
Ambas estallaron en risas.
-Tus cosas… - dijeron al unisonó.
Esa frase la ocupaban para describir mis lapsos de locura que ellas, por más que intentaran, no podían describir o explicar. Era como cuando me preguntaban “¿Por qué aun eres maestra de Jardín de niños, con tus estudios podrías ser una maestra de Universidad?” y como alzaba los hombros ellas solo decían volteando los ojos: Tus cosas…
Era muy gracioso escucharlas.
-¡Mira a ese tipo, míralo, míralo! Es muy tu estilo… - grito Marion.
Me había detenido en un semáforo. Mire a la acera.
¡Dioses del Olimpo!
Si, era mi estilo. Era alto, de cabello largo, con un poco de barba. Oh carajo.
-Esta delicioso…
El tipo volteo. Sonrió encantadora y seductoramente.
-¿Qué haces…? ¡Marion! – se había bajado de mi auto.
Lizzy atrás se desbarataba de risa.
Yo quería acelerar y dejar a Marion ahí botada en la calle, pero no funcionaba mi cuerpo. Solo podía mirar a mi amiga con los ojos casi por salirse de mis cuencas. Rogando a los cielos que ella no me señalara… ¡Mierda!
Marion asintió y regreso al auto con una enorme sonrisa.
-Se llama Noah… - cerró la puerta. –Adiós – agito la mano despidiéndose del tipo, el cual sonrió y continúo caminando por la acera.
-¿Por qué me señalaste? – cuestione apenas puse el auto en marcha.
-¿Quién es la que necesita un pene glorioso?
-¡Lizzy…! - chille por la pregunta retorica de mi rubia amiga.
-¡Patrañas! – bufo.
-Venga, Lizz, estas enamorada del hijo de tu jefa – acuse.
-Pero él ni me mira. Y todos en la Editorial sabemos que muere por la fotógrafa… Por tu primita – alzo la ceja, la vi desde el espejo retrovisor.
Si, mi prima, perra con suerte. La quería. Mucho. Pero eso no le quitaba lo perra afortunada que era.
-Si ya… las 3 sabemos que es una perra con suerte – sentencie con media sonrisa.
-Exacto. Y hoy tenemos a una perra con suerte manejando un diminuto auto… - acuso Marion. –Su nombre es Noah – repitió. Cómo si no la hubiera escuchado la primera vez. –Y… dijo que eras linda…
-¡Claro! – ironice.
-No miento… - defendió. –Salvo la vez que no entregue un trabajo en la Preparatoria. Pero juro por Dios que se lo había comido mi perro…
-No tienes perros, Mar… - recordé. Nunca tuvo, ni ahora ni antes.
-Mi hermana cuenta como uno.
-Si, Mine era un bola de pelo… ¿Aun tiene bigote?
Marion asintió mientras se moría de risa.
-¿Puedes dejarme por aquí? – pregunto Lizzy.
-Claro… - me orille.
-¿A quién veras? – pregunto Marion antes que yo.
-A nadie… - Lizzy arreglo su maquillaje.
-Si, claro…
Marion bajo del auto e hizo el asiento hacia adelante para que Lizzy bajara.
-Descubriremos que nos ocultas, Lizz… - advirtió. –Recuerda que Kenzi viene de una larga línea de investigadores. No dudo que Conhan Doyle se haya basado en alguno de sus familiares para crear a Sherlock Holmes.
-Solo es un amigo, ¡cálmense!
-Muy bien, ahora ve con una sonrisa a su encuentro… - Marion le palmeo el hombro.
-Están locas… Adiós.
Marion volvió a mi auto y después nos alejamos de ahí. Lizzy había entrado al tren subterráneo.
-¿Llamaras a Noah? – pregunto al cabo de un minuto.
-No…
-¿Por qué? Es guapo, es tu estilo, de esos mugrosos con lindas sonrisas, alto, fuerte, tenía los ojos pardos – lo describió tan superficialmente que no dude en mirarla ceñuda.
-Ni siquiera tengo su número…
-Pero yo si… - sonrió. Lo pego en un post-it en mi tablero. –Ahora no hay excusa ni pretexto. Después nos dirás si tiene el pene lindo y si no te dice: “Chúpalo por favor”. ¿Bien?
-Si, bien – me rendí. –Ahora baja de mi auto, ya llegamos.
-Solo espero que lo llames. ¿Lo harás?

¡Ay no! Esa cara de cachorro. Los enormes ojos marrones de Marion me miraban fijos. Esa enorme sonrisa misma que me hacía pensar que si sonreía mas se comería sus aretes me hacia flaquear de mis decisiones. Fruncí el ceño.
-No, no lo hare – dije seria. –No estoy tan urgida como parece…
-Bien – frunció los labios. Bajo de mi auto. –Más vale que lo llames… o te las veras conmigo.
-No te tengo miedo, Marion.
-Yo se que no. Solo quería intimidarte. Nos vemos mañana, ¿ok?
-Mañana… Mmm, no puedo. Le dije a mi primo que le ayudaría en su taller…
-Oh, bueno, después te llamo entonces… Adiós – se despidió con la mano y entro al edificio donde vivía. Era un pequeño edificio de 3 pisos, debajo estaba su tienda y arriba el loft donde vivía. El cual estaba hermosamente decorado.

Con un enorme peso sobre mis hombros llegue a casa. Estacione a mi bebé en el sótano del edificio. Subí hasta el 5to piso donde vivía. Si, era la muerte subir tantos pisos. Aunque el departamento estaba barato. Nadie lo quería por estar en el cielo.
Di un brinco cuando mi móvil sonó. Mmm, número desconocido…
-¿Hola?
-Soy Chuck… ¿estas libre hoy?
Jadee.

Las chicas del Té de Lemmon

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