febrero 15, 2012

El lado Oscuro: 5. Entre tus brazos

¿Que tal estuvo su día del amor y la amistad? ♥ ¿Chidondongo? Espero... Como sea, yo pienso que aunque es un día como cualquier otro, esta padre hacer algo con tus amigos, ver una peli, abrazarlos, decirles que son importantes en tu vida, y que te diviertes mucho a su lado; así como cuando sales con alguien especial. Se que muchos dicen que es una fecha fabricada por la mercadotecnia, pero si una cosa aprendí de la vida es que nosotros mismos creamos las fechas especiales. Y se que a muchos les gusta dar y recibir regalitos, no se hagan los tontos (: Ya fuera un detalle pequeño o lo que fuera (: En fin... Espero que se hayan divertido y que el 14 de febrero sea todos los días, diviertanse mucho y disfruten cada día con esa o esas personas especiales en su vida :3 ♥
Sin más preámbulos les dejo una nueva entrega de El lado Oscuro, procuro actualizar continuamente, pero a veces... Pues veces se me va la pinza. Enjoy ^^

5. Entre tus brazos

Las caretas en sus rostros reflejaban dos seres sin lazos entre si. Lucían diferentes a simple vista, aunque en el fondo eran personas similares. Sin embargo no lo aceptaban. Era más fácil ocultarse a los ojos de ellos mismos y fingir que eran algo o alguien más que aceptar que muy en el fondo se necesitaban el uno al otro.

Brandon se giro y estiro el brazo, esperando sentir el suave cuerpo de Winter a su lado. No la encontró. Su lado estaba vacío, aun cálido. Sonrió amargo. Como un estúpido esperaba despertar con ella entre sus brazos. Pero quizá las cosas eran mejor así. Hace mucho que no sentía a una mujer como ella, entregada, cariñosa, tierna, salvaje, sexy, sin secretos y a la vez misteriosa.
Se dio un rápido baño y volvió a la enorme mansión con el ceño aun más fruncido y arrugado que nunca antes. Briseida no se atrevió a mirarlo a los ojos cuando cruzo el hall y ordeno un whisky a las 10 de la mañana.
-¿Dónde está Winter?
-La señorita Strong llevo muy temprano a la niña Melanie a la playa – contesto de inmediato. –Su desayuno esta en el comedor, señor.
-Iré a la playa – no toco su whisky.

Busco por toda la orilla y hasta el rompe olas a Winter. Solo alcanzo a ver a Melanie, intentando montar una ola pequeña, cayó de nuevo y salió a flote con el cabello revuelto. Fue entonces cuando la vio. Winter corrió a ayudarla, reviso su rostro con cuidado y después echo su largo cabello hacia atrás, despejando su tierna carita.
-¡Winter! – grito Bran haciéndose notar. Melanie fue la primera en abrir la boca. Nunca había visto a su tío sin esos aburridos trajes.
-Joven Hardenbrook – Winter se incorporo. –Buenos días.
-Hola – le alboroto el cabello a Melanie. -¿Cómo la están pasando?
-Muy bien, hasta que tú llegaste – bufo Melanie apartando la mano de su tío de su cabello. -¿Qué haces aquí como las personas normales?
-Quería divertirme un poco, ¿tú eres la policía de la playa o qué? – le hizo una mueca desdeñosa y la empujo un poco. –Ahora ve a hacer castillos de arena o lo que sea.
Melanie frunció la nariz y se alejo de ahí con pasos decididos, metiéndose en el agua para tomar de una vez por todas una buena ola.
-¿Necesita algo, señor?
-Que me enseñes a surfear – paso los ojos por su cuerpo. El traje de baño completo color rojo y su pálida piel ahora bronceada lo hipnotizaba.
-No se surfear, señor.
-Entonces yo te enseñare como se hace – le dio la espalda y llamo a Melanie. La niña a regañadientes acudió hasta su tío.
-¿Qué?
-Dame tu tabla – se la quito de las manos y se metió en el agua sin decir nada más.
-¡Hey! – Melanie grito desde la orilla. Ambas miraron a Bran bracear hasta que estuvo cerca de las olas más altas e imponentes. El oleaje estaba grande, varios surfistas probaban suerte. Sorprendidas, vieron como Bran tomaba una enorme ola como un profesional. Los músculos de su torso se tensaban y su cabello se revolvía con el aire que atravesaba el túnel de la ola en la que iba montado.
-Es muy bueno el cerdo arrogante – gruño Melanie cruzando los brazos.
-Bastante – corroboro Winter con la boca abierta.
Magistral, Bran llego a la orilla y le dio la tabla de surf a Melanie.
-Wow – jadeo la niña. -¿Podrías enseñarme?
-¿Podrías dejar de molestarme? – pregunto imitando el tono de voz de ella.
-¡Estabas a nada de caerme bien! – se alejo de ahí.
-Mel, solo quiere aprender – susurro Winter.
-Y yo hacerla rabiar – confeso con media sonrisa. -¿Cómo lo hice?
-Muy bien. No sabía que era surfista.
-Bruce me enseño, cuando te fuiste a la Universidad – le dijo con nostalgia en la mirada.
-Lamento lo de tu…
-Shh – le puso los dedos en los labios silenciándola. –Hoy solo quiero divertirme – acaricio su mejilla y se alejo de ella de inmediato. –Lleva a Melanie a la mansión después de que se quemen con el sol, asegúrate que ella quede tan cansada que no tenga fuerzas para molestarme. Esta noche no soportare uno más de sus comentarios – la señalo.
Volvió por el camino de arena que llevaba a la mansión.
Entro por la puerta del jardín, dejando húmedo el suelo de mármol, después de haberse enjuagado la sal del mar en la regadera que estaba cerca de la piscina.
-Señor Hardenbrook, lo busca una señorita… - Briseida se acerco a Bran.
-¿Quién?
-Samantha Woods – contesto Briseida – lo espera en la sala.
-Mierda – Bran pasó la mano por su cabello húmedo. –Dile que en un minuto estoy con ella. Ni una palabra de donde vengo, ¿entendido?
-Como usted diga – regreso a la sala.
Bran subió a su habitación para darse un baño y bajar con un pulcro traje negro de raya de gis con una camisa blanca y corbata negra, los zapatos lustrados y el cabello perfectamente peinado. Tomo aire varias veces, y finalmente entro a la sala.
La rubia sonrió encantadoramente cuando él entro, abrió los brazos y lo abrazo.
-Te extrañe mucho, amor – beso sus labios con indecorosa pasión. Bran continúo el beso y lo freno de pronto alejándose de ella. -¿Estas bien? Luces cansado. Quizá un masaje te relaje…
-Estoy bien – tomo las muñecas de la rubia para detener su intento de masaje. La chica hizo un puchero. Cualquier hombre habría caído a sus pies. La modelo rubia de la revista más aclamada de Nueva York, Spotlight, era una hermosa mujer. Con cuerpo curvilíneo, alta, de ojos celestes y labios llenos, con un andar delicado, sonrisa encantadora y suave – pero desquiciante – voz, el sueño de cualquier hombre.
-¿Seguro? – junto los brazos, sus pechos se apretaron bajo ese vestido blanco diminuto. Sus piernas largas se erguían sobre esos altos stilettos color crema.
-Totalmente. ¿Quieres comer?
-Vi un restaurante hermoso en el centro de la ciudad…
-Odio ese restaurante – mintió. –La comida de Lumiere es mil veces mejor. Briseida – llamo. La mujer de aproximadamente 50 años, hizo una liguera reverencia con la cabeza, haciéndose presente ante el llamado de Bran.
-Dígame, joven.
-Prepara el almuerzo para dos.
La mujer cabeceo y los dejo solos.
-¿Dónde estuviste ayer? Llame a tu teléfono móvil y no tomaste la llamada, deje miles de mensajes de voz.
-Creo que perdí mi móvil – contesto sin muchas ganas. –Ayer estuve ocupado, negocios, tu sabes.
-Es tu oficina me dijeron que es tu día libre.
Tenso los dientes. Odiaba que estuvieran tras de él.
-Tuve cosas que hacer, ¿está claro?
-No soy una de tus gatas para que me contestes de esa manera, Brandy – el tono molesto en la suave voz de Samantha le hizo rodar los ojos.
-Solo una cosa – levanto un dedo. –No me llames: Brandy. ¿Bien? No soy tu mascota.
-Lo dije de cariño…
-Pues no me gusta, Samantha. Tengo un nombre y te agradecería que me llamaras así. Brandon. ¿De acuerdo?
-¿A ti que mosco te pico? Primero no me llamas para disculparte sobre la fiesta de la semana pasada, me envías flores, después no vuelves a llamarme ni contestas mis llamadas, ¿tienes a otra?
-¡Ay no! – lamento enterrando las manos en su cabello. –Dime que no vamos a tener esta conversación.
-¿Qué conversación? – jadeo alterada. -¿Tienes a otra, cierto? ¿Quién es?
-Nadie, no hay nadie más – no supo si fue totalmente sincero. Era un experto en mentir. –Solo tu… - acaricio su mejilla. –He tenido trabajo, pero tendré una subasta la próxima semana en Nueva York. Quizá podamos…
-¡Oh, si! – se lanzo a sus brazos y lo beso. –Pasaremos el tiempo juntos, te presentare a mis amigas.
¡Ay, no!
-Seguro – sonrió apenas. –Lo que desees.
-Gracias, amor – acaricio su cabello. –Tengo un amigo que es estilista, él puede hacerte un buen corte y darte un aspecto mejor a tu cabello.
-Deja mi cabello en paz, Samantha, gracias – la chica alejo la mano y la descanso sobre su hombro. –Me gusta tal cual es, ¿si?
-Te ves muy guapo de todos modos – le dio un beso en la nariz que le resulto familiar y se estremeció.

El almuerzo fue amargo. Samantha no dejaba de hablar de lo maravillosa que era la vida en la Gran Manzana. Las miles de tiendas de ropa que visitaba cada día, los días de spa con sus amigas y el fabuloso trabajo de modelo en Spotlight. Las grandes ciudades no eran para él. Se sentía más seguro siendo un punto más en la pequeña ciudad de California donde vivía, al lado de la playa, con sus días aburridos de oficina y esas subastas esporádicas en el centro.
-Nunca he tomado un bronceado natural desde que mi vida se lleva a cabo en la ciudad. ¿Me llevas a tomar un poco de sol?
-No puedo – respondió inmediatamente. –Tengo cosas que hacer, linda. Pero ve tú…
-Aauh, no me digas eso, Brandon – de nuevo ese puchero infantil. –Anda, vamos. Tú también necesitas algo de sol. Y adivina… - se acerco a susurrarle – tomo el sol sin el sostén del bikini.
-Mmm… - no importaba que ella tomara el sol desnuda, no lo convencería. –Me encantaría estar contigo, pero el dinero no crece en los árboles – se levanto del comedor.
-Entonces mejor no voy, la playa no es linda sin ti. Además…
-¿Qué? – odiaba los silencios misteriosos de ella.
-Tengo vacaciones y ¿adivina donde las pasare?
¡Santo Dios! ¡Aquí no!
-Déjame adivinar…
-¡Si! Contigo, corazón.
-¡Que maravilla! – fingió. Ahora era un buen momento de ahogarse con un trozo de brócoli.
-Dormiré a tu lado, me niego a estar en la habitación de huéspedes.
-Seguro… Le diré a Briseida que… le diré que te quedas – se puso de pie y camino a la cocina. Una vez ahí rugió como si estuviese atado de pies y manos.
-¿Por qué demonios no me dijeron que Samantha venía a quedarse? – gruño a Briseida.
-Ella dijo que usted sabía.
-¿Qué? ¡Diablos! – se meció el cabello.
-Joven, debegia tranguilizagse.
-¿Tranquilizarme Lumiere? Debes estar bromeando.
-Samantha es linda, clago no como mi linda Winteg o la preciogsa Melagnie…
-Lo sé – suspiro. –Briseida, prepara más toallas en mi baño. Es todo.

Cerca del atardecer, Winter y Melanie entraron a la mansión por la puerta del jardín.
-Debiste de usar el bloqueador solar como te dije…
-Solo quería tener algo más de color – sonrió. Sus hombros le ardían, pero Winter tenía un remedio infalible.
Ambas subieron a la habitación de Melanie y la niña se dio un baño mientras Winter llevaba su ropa sucia al cuarto de lavado que estaba al lado de su habitación, en el sótano. Encendió la luz y grito al encontrar a Bran sentado sobre la lavadora.
-¡Dios! – tomo su pecho. –Me asusto, señor.
-Samantha pasara las vacaciones aquí – dijo sin emoción en la voz.
-Eso es genial, ¿no? Hace mucho que no la ve – metió la ropa de Melanie en la lavadora continua a la que Bran estaba sentado.
-¿Lo dices en serio? Samantha bajo el mismo techo es como una patada en las bolas, quizá peor.
-No la hubiera invitado entonces… - levanto los hombros y acciono la lavadora.
-No la invite, ella se auto invito – bufo.
-Es su novia, no se cual es el problema – admitió.
-Ella, ella es el problema. No para de hablar. ¡Dios! Quiere dormir conmigo, ¿está loca o qué?
-Es obvio que quiera dormir con usted, es su novia. ¿No es lo que hacen los novios?
-Tienes razón – se rasco el mentón.
-Para todo esto, ¿Qué hace aquí?
-Quería hablar contigo a solas. Decirte que Samantha estará por los alrededores y… ya sabes.
-Bien – asintió. –La Gatita no tendrá su leche un tiempo – rio divertida.
Brandon se acerco a ella y la abrazo por detrás.
-Podemos divertirnos aquí abajo siendo mi maid.
-Lo que diga, amo – le guiño un ojo y acaricio su brazo. –Ahora tengo que sanar los hombros de Melanie.
-Asegúrate que ella moleste más de lo normal. ¿Esta claro?
-Transparente – se giro. Brandon le tomo el rostro y la beso con ansiedad. –Que tenga buena noche.
Bran cabeceo y salió del cuarto de baño.
Winter regreso a la habitación de Melanie con crema humectante y crema aftersun. Le unto la crema en la espalda y los hombros.
-¿Esa estará en la casa toda la semana?
-Ajá, es la novia de tu tío.
-Agh, esa presumida puede ser lo que quiera pero no deja de ser una caza fortunas.
-¿Por qué dices eso?
-Leo revistas de chismes, Winter – respondió con un tono de suficiencia. Como si fuese lo más natural del mundo leer esas revistas de cotilleos de los famosos. – Hace poco, dijeron que ella solo anda tras el dinero de los millonarios y como no logro nada con el millonario Van Gulick pues anda tras mi tío. Pero entonces diría que él si es un tarado idiota si logra sacarla un quinto.
-Tu tío no es un idiota – defendió seria. Melanie la miro alzando las cejas. –Solo un poco – admitió al final.
-Dímelo a mi – volteo los ojos. –Despreocúpate, esa rubia oxigenada no estará ni dos días aquí molestándonos y arruinándonos la vida – le guiño un ojo.
Winter se estremeció. ¿Qué diablos planeaba la chiquilla?

1 comentario:

Violet dijo...

me encanta como se toma Win lo de la zorra de Samantha, hasta tortura a Brandon con esto de que le tiene que cumplir porque es novio de Samantha!! jaja!!

Las chicas del Té de Lemmon

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...